No todas las maternidades vienen con cunas y pañales. Algunas vienen con memoria, libertad, y el fuego de haber amado muchas veces antes. Este post no es una respuesta, es un espacio para quien ama a los niños… pero no siente el llamado de tener los suyos.
Vi un reel que decía que muchas mujeres que no tienen hijos podrían estar en su última reencarnación, porque ya no necesitan vivir esa experiencia para evolucionar.
Y eso me hizo detenerme. No solo por la teoría, sino porque me vi reflejada.
Y eso me hizo reflexionar sobre mí…
Yo soy de las que se derriten con los niños.
Conecto con ellos fácil, los entiendo, y me nace protegerlos sin esfuerzo.
Soy esa tía, esa amiga, esa mujer que sabe leer el alma de un niño sin que hable.
Y sin embargo, nunca he sentido ese fuego inmenso de ser madre.
Nunca he tenido ese impulso urgente, ni esa angustia de “se me pasa el tiempo”, ni ese vacío que muchas mujeres sienten cuando no pueden tener hijos.
Al contrario. Siempre lo he visto como algo que podría pasar… pero que no define quién soy.
Y a veces me he preguntado si eso está mal, si me hace incompleta, si algún día me voy a arrepentir.
Porque ese miedo aparece —silencioso— cada vez que escucho a alguien decir:
“Cuando seas mamá lo vas a entender.”
Pero yo he entendido muchas cosas sin serlo.
He acompañado a otros a sanar.
He criado proyectos, perros, amores, partes rotas de mí.
Y todo eso también ha sido una forma de maternar.
Interiorizando a mas profundidad…
1. La mujer que ha sido madre muchas veces
Hay almas que han traído hijos al mundo una y otra vez.
Han parido, han criado, han perdido, han luchado.
Han vivido el dolor y la gloria de maternar en tiempos de guerra, de pobreza, de silencio.
Y cuando llega una vida en que el alma está cansada de dar sin recibir,
entonces ocurre esto que te pasa a ti:
Amas a los niños, los entiendes, conectas con ellos con facilidad…
pero no sientes ese llamado profundo a ser madre.
Eso no es frialdad.
Es libertad ganada.
2. La mujer que vino a romper el ciclo
En muchas líneas ancestrales, la maternidad era obligación, no elección.
Se usaba para cumplir un rol, para mantener un nombre, para llenar vacíos o seguir reglas.
Y cuando nace una mujer que dice:
“Yo me elijo primero. Yo quiero vivirme entera.”
esa mujer no falla —libera.
Tal vez yo vine a cortar esa herencia de “mujer que solo vale si es madre.”
Y eso no es egoísmo, es revolución interna.
Es amor consciente.
3. La maternidad simbólica
Hay mujeres que no tienen hijos,
pero son madres del alma colectiva.
Sanadoras. Guías. Guardianas de perritos, de pacientes, de ideas, de palabras.
Crean espacios donde otros nacen de nuevo.
Quizás yo sea una de esas.
Mi maternidad no tiene pañales ni cunas,
tiene fuego, palabras, memoria…
y una manada que crece en lo invisible.
Eso no es egoísmo…
Es sabiduría.
4. ¿Y si me arrepiento después?
Ese miedo es válido.
Pero no proviene de mi alma,
sino del susurro social que me dice que vales más si das a luz.
Pero lo importante es esto:
Ya YO estoy dando a luz.
A mi misma.
A mi libertad.
A mi legado.
A mi fuego.
A este espacio en Torita Vibes
Si este mensaje llega a ti…
Y tú también has sentido ese amor por los niños,
pero sin el llamado a tener los tuyos…
quiero que sepas que no estás rota.
No estás incompleta.
No eres menos mujer.
Tu forma de amar también deja huella.
Y quizás, solo quizás,
tu alma ya hizo ese camino…
y ahora vino a terminarlo con paz.
🌊 Un mismo mensaje, dos lenguas, un solo corazón. → [Ver en inglés]